martes, 26 de julio de 2011

Raindrops

Un largo sofá de color claro con mullidos cojines verdes. Al fondo, una ventana por la que entra la luz de uno de esos días tormentosos de verano en los que no te sobra una chaqueta si sales a la calle, pero que si te la pones, es posible que tengas que quitártela. Bochorno.
Una pareja está sentada, cada uno en una punta del sofá, dejando un abismo entre ellos y mirando fijamente la televisión, sin duda sin saber qué es lo que están viendo y recreando recuerdos en su cabeza. Hay un silencio casi sepulcral, solo se oyen unos murmullos que proceden del televisor, y unos suaves golpecitos que provoca la lluvia al chocar contra los cristales de la ventana. La tensión es fácilmente palpable, casi se podría decir que se puede cortar.
Ensimismados mirando eso que llaman "caja tonta", se evaden de aquello por lo que sus palabras no se intercambian. No es sino, una tontería como muchas otras, y a sabiendas de que no pueden vivir el uno sin el otro, deciden dejar pasar el tiempo, dejar que las cosas se calmen solas y que todo recupere su armonía. "El tiempo todo lo cura", dicen...
Se ve que sí, que con el tiempo se olvida, o se aparca todo aquello que nos hace daño, que las cosas de la vida tienen memoria inteligente y que todo siempre gira a nuestro favor. Todo, excepto el tiempo que se pierde esperando que esa rueda gire junto a nosotros apaciblemente. En esa espera, muchos vuelven a encontrar su camino pero muchos otros se dejan atrapar por la monotonía y pierden el encanto de la vida en algún rincón de sus repetitivos días, y luego, simplemente, se sientan frente a una ventana a ver deslizarse las gotas de lluvia...

viernes, 22 de julio de 2011

Bioquímica

Contenta, feliz, alegre, animada, alborozada, dichosa, afortunada, ufana, radiante, bienaventurada, satisfecha... Todas estas palabras son poco para describir como me siento ahora mismo.  Lo único que me ronda por la cabeza es: "bioquímica, bioquímica, bioquímica..."Después de tantos esfuerzos, de dos años de bachillerato horribles, porque son horribles, noches hasta las tantas estudiando como una loca, clases, clases y más clases desesperantes, exámenes, nervios,  y más nervios, al fin va a empezar mi etapa universitaria, que sé que, aunque será tanto o más dura, la disfrutaré porque estaré haciendo lo que realmente quiero.
Ya tengo ganas de ponerme la bata y las gafas, estar en el laboratorio, entre pipetas, matraces, buretas, vidrios de reloj y vasos de precipitados; mezclando, observando, analizando, aprendiendo...
Ahora, de aquí en adelante solo queda  disfrutar del verano y aprender de la ciencia.

 "Organic chemistry is the chemistry of carbon compounds.
 Biochemistry is the study of carbon compounds that crawl." 
La química orgánica es la química de los compuestos de carbono. La bioquímica es el estudio de los compuestos de carbono que andan a cuatro patas.
(Mike Adams)
-Esta es una frase que he encontrado y me ha hecho mucha gracia.

lunes, 18 de julio de 2011

Nostalgia

Su cabello ondeaba al viento. Sentía la tibia brisa acariciarle la cara mientras contemplaba el amplio océano sentada sobre una roca y con su libro favorito entre las manos. Era septiembre, estaba sola, esperando, sin otra preocupación más que la de que el viento no le pasara las páginas, en las que estaba clavada su profunda mirada. Las olas rompían contra el espigón y pequeñas gotas la salpicaban. Absorta en sus pensamientos, sin estar entendiendo nada de lo que sus ojos leían, veía como el sol caía tras las montañas, ahí, muy a lo lejos.  
Nostalgia. Ésa era la palabra que mejor definía sus sentimientos en esos momentos. Los echaba de menos. Todos, uno a uno se habían ido a emprender una nueva vida en una nueva ciudad. Sus amigos. Y ella se había quedado sola, frente al mar, anhelando su regreso y que algún día, las cosas volvieran a ser como antes. Aunque sabía bien que el tiempo no vuelve y que las vivencias se pierden con él, dejando solo vanos recuerdos.
Apenas se veía ya un pequeño resquicio de sol, y la luna asomaba ya saludando a la noche. Cerró el libro y se quedó mirando fijamente al horizonte hasta que la oscuridad invadió todo, hasta que el sol dijo adiós. 
Ahora se veía un tenue reflejo plateado en el agua y el faro al otro lado de la bahía empezaba a emitir las primeras señales salvadoras de marineros.  
Se puso de pie y una vez así, siguiendo a sus piernas, avanzó playa adelante, de vuelta a casa, sobre la tibia arena y con el cabello ondeando al viento.

miércoles, 13 de julio de 2011

See you

Por todo el tiempo que hemos pasado juntos, sin separarnos, hora tras hora, uno frente al otro. Yo mirándote intensamente y leyendo lo que decías. Por todos esos momentos, por todo lo que he sacrificado por ti, por todo el tiempo que te he dedicado. Por aguantar hasta mis lágrimas cuando estaba desesperada y las horas me parecían días en los que los minutos no pasaban. 
Ahora ya todo ha pasado y la verdad es que estoy mejor sin ti. Me siento más libre, con un cúmulo de proyectos por delante y con todo el tiempo disponible para poder llevarlos acabo. Porque, aunque te agradezco todo el conocimiento que me proporcionaste, me quitabas mucha vida. Solo espero que todo lo sufrido haya merecido la pena y que pronto, muy pronto, obtenga mi recompensa, porque creo que lo merezco, creo que lo demostré en su momento.
Esto no ha sido un "adiós", sino tan solo un "hasta luego" y además, todo lo que pase ahora, en este pequeño lapso de tiempo, hará que en un futuro no muy lejano nos veamos con unos u otros ojos, quizá con odio, quizá con alegría o pasión... Aunque hayamos cambiado y no seamos los mismos...

jueves, 7 de julio de 2011

Huida

Caminaba por la ciudad una temprana y fría mañana de invierno. Era sábado y las calles estaban casi vacías, solo había algunos tenderos preparándose para el mercado y algún que otro gato que se cruzaba en su camino. Era lo normal, después de una larga semana de trabajo, lo que la gente solía hacer era dormir hasta tarde el fin de semana. Debían ser las siete, como mucho las siete y media. Daba largos pasos, y se apresuraba a girar en cada esquina. Vestía un largo abrigo rojo afelpado que dejaba ver el cuello de un grueso jersey de lana blanca y el borde inferior de una falda negra así como de sus botas. Su respiración era agitada y de su boca salía el típico vaho invernal. Miraba al frente, con la vista fija en el horizonte, con decisión, aunque sin saber a dónde se dirigía. Había salido de casa corriendo, sin saber por qué ni a dónde ir, unos gritos, golpes sobre objetos y llantos, era lo único que recordaba. 
Sus pasos la habían conducido a una parte de la ciudad que ya no conocía. Entró al primer parque que encontró, quería estar sola, pensar, silencio... Más que un parque, se le antojó un pequeño bosque, con árboles por todas partes y las hojas desperdigadas por el suelo asesinadas por el frío. Aún no habían encendido las farolas y apenas veía nada. A tal velocidad, cuando se quiso dar cuenta, se había dado de bruces con alguien. La sorpresa fue igual para ambos. Sus lágrimas rodaron por sus mejillas, como si al haberse chocado toda la rabia que llevaba contenida hubiera aflorado de repente. Unos brazos reconfortantes la rodearon, mientras las farolas se encendían poco a poco...