domingo, 25 de septiembre de 2011

Nervous



Sensación extraña en el estómago, dificultad respiratoria, tensión facial, dolores de cabeza, inquietud, constantes evasiones espacio-temporales, dificultad para concebir el sueño... Esos son mis síntomas, llevo unos días padeciéndolos. Unos días en que no he podido dejar de pensar en una cosa, y en los que mi único tema de conversación ha sido ése en el que no he podido dejar de pensar. Universidad.
La universidad empieza mañana, y aunque llevo tiempo esperando este momento, ahora tengo miedo, pánico... En poco más de medio día estaré sentada frente a la pizarra, escuchando clases magistrales sobre moléculas y átomos, adentrándome por primera vez en el amplio mundo de la bioquímica, convirtiéndome en científica poco a poco... 
Solo espero poder tener la suerte de disfrutar desde el primer día, y aún a sabiendas que será duro, voy a afrontar estos cuatro años con toda la fuerzas que tengo.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

One in a million


Y una vez que hubo enterrado todos sus miedos y dejado la vergüenza abandonada en un rincón, se decidió a dar un paso adelante, a adentrarse entre la multitud al tiempo que veía pasar su vida ante sus ojos. Decidió empezar a hacer oídos sordos a lo que los demás opinaran, a hacerse independiente de los demás sin dejar que sus acciones le afectaran. Aprendió quiénes ciertamente le importaban, quiénes realmente confiaban en ella y en quiénes podía confiar ciegamente, aprendió a sobrevivir dentro de esta jungla llamada planeta Tierra entre tropiezos y desilusiones que la hacían más fuerte día a día, aprendió a pasar desapercibida, a destacar por sus propios méritos, por todas las cosas maravillosas de las que era capaz y de las que no se había dado cuenta. Se convirtió en una más entre un millón, una más con brillo propio...

jueves, 1 de septiembre de 2011

Slipping through your fingers


Y el tiempo se le iba de las manos, se le escurría entre los dedos como el agua. Parecía que había sido ayer, como mucho dos días atrás, el día en que había recobrado su libertad, pero como siempre las agujas del reloj parecen avanzar dos o tres veces más deprisa cuando disfrutas, cuando eres feliz, cuando estás agusto, cuando todo lo que te rodea es armonía. Un año de felicidad se pasa volando, apenas puedes darte cuenta, mientras que un mal año, puede hacérsete eterno. Estaba en uno de esos momentos de angustia en que no sabes si prefieres detenerlo o dejarlo correr, pero hay que pensarlo rápido porque mientras, el tiempo sigue goteando entre las yemas de tus dedos y por mucho que pongas un cubo debajo, ya no va a volver y lo habrás perdido para siempre...