jueves, 4 de agosto de 2011

Summers

El sol sigue ahí, calentando el verano, como todos los años. El mar ondea, como siempre, con sus peces y algas llenándolo de vida. La brisa fresca que se siente en la costa, y el calor en el centro de la ciudad  asfixiando tanto a habitantes que se apresuran por no perder un segundo entre edificios y automóviles, como a veraneantes ataviados con ropajes de llamativos colores que pasean de un lado a otro sin un rumbo concreto, observando cada detalle de la ciudad. Todo es como siempre, nada ha cambiado.
Todo aquello material que se encuentra a mi alrededor es igual que siempre, con sus mismas virtudes y sus mismos defectos, con todo eso que lo hace especial. Pero, por otro lado, hay cosas diferentes más allá de las apariencias. Ni tú, ni ella, ni él, ni aquél, ni aquella otra, ni yo somos los mismos. Está claro que en conjunto todo parece igual, pero si indagas un poco más allá de lo que a simple vista se te presenta, nada es como antes y nada será como ahora. Parece como si todos estuvieran bajo el hechizo de algún tipo de poderosa magia negra, como si una venda les tapara los ojos. Se comportan como máquinas que únicamente velan por su bienestar, como si no vieran más allá de su nariz, como si nada más importara...

2 comentarios:

  1. me gusta!!! la verdad que si aunque todo parezca igual nada lo es ni siquera nosotros mismo. besitos.

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  2. Todo parece igual... pero la vida, cambia en cada suspiro... :)
    Me ha gustado mucho =)
    Un saludo.

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