Sabes que necesitas solucionarlo, pero arreglar las cosas, y hacerlo bien, lleva su tiempo, como reparar un reloj, que necesita de unas manos que, minuciosamente, coloquen pieza por pieza hasta que recobre la armonía que le pertenece.
Pero ¿qué pasa si no dispones de ese tiempo? ¿y si tienes un montón de cosas más que te preocupan y que son más importantes que esto, a largo plazo? ¿Abandonas tus sentimientos o te juegas tu futuro a cara o cruz?
Está claro que no debes arriesgar tu futuro, pero ¿y si ese conflicto interno también es parte de tu futuro?
A lo mejor debes dejar que el tiempo pase, pero crees que ha pasado mucho tiempo ya y que el abismo que se abre entre el problema y tú cada vez es más grande, que cada vez se necesitará más para llenar el hueco y que no hay nada con qué llenarlo, que se ha acabado, y no puedes hacer nada...