Confiaste en las segundas oportunidades porque sabías que la gente cambia, que el tiempo puede hacer que veas las cosas desde otra perspectiva, que percibas el mundo de otro modo. Lo que es posible que antes pensaras que no comulgaría jamás con tus ideas, también es posible que ahora sea una parte importante de ti, que llene momentos que ninguna otra cosa llenaría, que te inspire, te haga reír o soñar. Es posible que nadie lo vea como tú lo estás viendo, que nadie crea en la importancia que puede llegar a tener, y que nadie sepa que cuando se vaya, cuando acabe, cuando desaparezca, dejará un vacío grande en el fondo de tu corazón. Pero no por eso tienes que abandonar, no por eso tienes que tirar la toalla. Por eso, y solo por eso tienes que convertirlo en tu fuerte, en una pared que te proteja de lo que pase en un futuro, que te proteja de la incertidumbre de la vida, que te guíe por el duro sendero del porvenir. Porque dicen que las casualidades no existen, y tendemos a creer que las cosas pasan por algo, que lo que nos ocurre no son tan solo caprichos del destino, que son señales que nos envía el universo.
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