Las palabras ya no salen, no se plasman en papel. Las ideas se evaporan ansiosas de alcanzar las nubes y volar en libertad. No queda tiempo porque se están ahogando en un vaso de ansiedad y lágrimas, y deben correr para escapar de la tormenta. Las ves partir con la esperanza de que vuelvan, y las miras fijamente mientras se alejan, mientras atraviesan el horizonte una y otra vez, mientras se pierden en la inmensidad. Cuando quieres darte cuenta, cuando quieres reaccionar y atraparlas de nuevo, ya es demasiado tarde, porque se han perdido en los sueños, se han desvanecido, y tu memoria ha decidido dejarlas caer en el olvido.
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