Vives con la incógnita de qué será de tu vida, sin saber qué te deparará el día de mañana y sin poder ordenar tus ideas porque cualquier ráfaga de viento hará que tu castillo de naipes, construido cuidadosamente durante tanto tiempo, se desmorone. Encuentras un interrogante en cada esquina y no hacen más que golpearte con sus preguntas, con sus dudas e inquietudes, haciéndote todavía más indefenso frente a un futuro incierto.
Y lo único cierto es que no puedes hacer nada, que si tiene que caerse tu mundo se caerá, y que las cartas aterrizarán esparcidas por todo el suelo y, a pesar de que intentarán fundar un nuevo castillo, muchas no lo conseguirán, porque poner los cimientos de una nueva vida es difícil y empezar de cero, tras un duro golpe, es todavía más complicado.